26 DE JULIO

Han pasado tres años desde ese día… A veces siento que fue hace mucho más. Y, al mismo tiempo, lo tengo tan presente, como si acabara de ocurrir.

Era feriado por Fiestas Patrias en el país donde vivimos. Recuerdo que el clima estaba gris, frío, un poco lento. Quise romper con la rutina e hice un plan distinto con mis hijos: fuimos a hacer hiking a un lugar que era emocionante para ellos, almorzamos en su restaurante favorito, y luego nos encontramos con mi esposo para ir juntos a una cita médica programada desde hacía meses. La idea era aprovechar que todo quedaba cerca y terminar el día donde la endocrinóloga.

Lo que nunca imaginé fue que ese “plan diferente” quedaría marcado para siempre en mí, no por lo bonito del paseo, sino porque fue el inicio de algo que cambiaría nuestras vidas.

Hoy, al recordarlo, me inunda una mezcla de tristeza y nostalgia. Ese día marcó el comienzo de una historia difícil… una que todavía seguimos escribiendo. Nada volvió a ser igual desde entonces. Empezamos un camino lleno de preguntas, miedos y decisiones urgentes. Un camino que nos empujó a aprender, a sostenernos como familia y a mirar de frente una realidad que nunca imaginamos vivir.

Ese 26 de julio de 2022 supimos que Mia tenía un trastorno de la conducta alimentaria (TCA). Lo que vino después fue un torbellino, pero a inicios del 2023, empezamos a ver señales de cambio. Mia dio sus primeros pasos hacia la recuperación, y por primera vez sentimos que había luz al final del túnel. 

Sabíamos que el camino no terminaba ahí. Aunque los síntomas empezaban a mejorar, era fundamental que siguiera con apoyo psicológico. Un TCA no es solo una serie de conductas relacionadas con la comida o el cuerpo. Detrás hay causas más profundas: emociones, creencias, presiones, historia familiar. Y esos factores de riesgo siguen presentes, incluso cuando los síntomas desaparecen. Por eso, el acompañamiento continuo es clave.

Pero, nuevamente, esta enfermedad no deja de sorprenderme. Tres años después, el apoyo psicológico continúa. La idea de controlar la comida para encajar en un ideal de cuerpo impuesto por la sociedad sigue latente, y la necesidad de ejercitarse constantemente también. Es una lucha diaria. Ella da lo mejor de sí para no recaer, pero no es fácil.

Temas como el control obsesivo, la ansiedad, el perfeccionismo y la autoexigencia siguen ahí, conviviendo con ella, y necesitan ser observados de cerca. El acompañamiento profesional, el autoconocimiento y, sobre todo, la autocompasión, son pilares fundamentales en su proceso.

Hoy estoy aquí, a su lado: ayudándola, sosteniéndola, guiándola. Pero en un año cumplirá la mayoría de edad. Quiere estudiar fuera y alejarse de casa, de su espacio seguro. Y sé que pronto tendrá que volar sola.

Por eso, si tus hijos todavía están cerca, aprovéchalo. Escúchalos con empatía, guíalos con firmeza pero con amor, y sé ese refugio al que siempre puedan volver. Porque llega un momento en el que nos toca confiar en todo lo que les enseñamos… y dejarlos ir.

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